domingo, 13 de septiembre de 2009
Se acabó
Ahora sí, ya se ha acabado.
El verano.
Un verano sin vacaciones, con buenos y malos ratos.
El otoño será mejor.
viernes, 21 de agosto de 2009
UP
Andaba yo en agosto en Madrid, algo baja de fuerzas, cuando me vino un regalo en forma de peli: UP.
Los que no la hayan visto, da lo mismo verla con gafas 3D o sin ellas. Lo importante es lo que cuenta. Los primeros veinte minutos, donde se cuenta el principio y el fin de la historia de una pareja, son mágicos. Y el mensaje: que ser feliz no depende de lo lejos que nos vayamos ni de las ganas de aventura. Puedes encontrar la felicidad pasándote la vida vendiendo globos a la puerta de casa.
Los que no la hayan visto, da lo mismo verla con gafas 3D o sin ellas. Lo importante es lo que cuenta. Los primeros veinte minutos, donde se cuenta el principio y el fin de la historia de una pareja, son mágicos. Y el mensaje: que ser feliz no depende de lo lejos que nos vayamos ni de las ganas de aventura. Puedes encontrar la felicidad pasándote la vida vendiendo globos a la puerta de casa.
sábado, 1 de agosto de 2009
Tras la tormenta
domingo, 26 de julio de 2009
Las sillas
En casa de mi abuela las sillas están por todos sitios. No sé por qué, pero están siempre interrumpiendo el paso, o sujetando puertas que ni están abiertas ni cerradas. Hay muchas, porque mi abuela, que vive en un pueblo de Toledo, recibe a diario muchas visitas de vecinas.
Esta es la silla favorita de mi abuela. La deja ahí porque sí.
La casa es una casa de pueblo con una escalera. En verano siempre está en penumbra porque hace en torno a los 40 grados. En invierno siempre está puesto el brasero.
Hay un patio con macetas y un pozo, que de pequeña me daba mucho miedo porque está oscuro y no sabía lo que había dentro.
También tiene un desván, donde los primos nos metíamos de pequeños a jugar y a imaginar mundos más allá del calorazo de la meseta. Tenía baúles y libros. Está detrás de la cortina. Ahora no se puede subir porque el suelo es de madera y está carcomido.
En esta pila mi abuela lavaba la ropa con jabón hecho de aceite antes de tener una lavadora
Y esta es la parra del patio
Este fue mi sitio de veraneo durante muchos años, con manguera a falta de piscina, con lloros porque había que echarse obligatoriamente la siesta, con helado a partir de las doce de la noche sentados con las sillas al fresco.
Esta es la silla favorita de mi abuela. La deja ahí porque sí.
La casa es una casa de pueblo con una escalera. En verano siempre está en penumbra porque hace en torno a los 40 grados. En invierno siempre está puesto el brasero.
Hay un patio con macetas y un pozo, que de pequeña me daba mucho miedo porque está oscuro y no sabía lo que había dentro.
También tiene un desván, donde los primos nos metíamos de pequeños a jugar y a imaginar mundos más allá del calorazo de la meseta. Tenía baúles y libros. Está detrás de la cortina. Ahora no se puede subir porque el suelo es de madera y está carcomido.
En esta pila mi abuela lavaba la ropa con jabón hecho de aceite antes de tener una lavadora
Y esta es la parra del patio
Este fue mi sitio de veraneo durante muchos años, con manguera a falta de piscina, con lloros porque había que echarse obligatoriamente la siesta, con helado a partir de las doce de la noche sentados con las sillas al fresco.
viernes, 17 de julio de 2009
Camino Real de la Plata
A veces los periodistas perdemos la perspectiva de qué cosas son o no importantes. Suele pasar porque nos hacen estar demasiado tiempo subiendo y bajando en Internet los teletipos. Muchas veces son los jefes los que nos hacen perder el norte, centrados siempre en lo que pasa en Madrid o Barcelona, en Moncloa y el Congreso de los Diputados.
Esta es Carmen, tiene 51 años y no sabe que es la Operación Gurtel, ni dónde está el Palacio de la Moncloa, ni qué cargo tiene Pepe Blanco ni quién es Francisco Correa. Tiene 51 años pero su cerebro funciona como el de una niña. Vive con sus padres, muy mayores, en una venta en La Mancha que no tiene agua corriente. Como vecino tienen a un todopoderoso que ha construido una mansión con árboles tropicales y estatuas. Este terrateniente quiere expandirse aún más y robarles su vivienda heredada de siete generaciones. Para amedrentarles, les ha roto la tubería del agua, les ha matado a sus gatos y ha cortado el acceso a caminos públicos.
Este es Vicente, buen tipo. Ecologista y un luchador incansable contra el caciquismo que todavía impera en Castilla La Mancha en pleno siglo XXI y contra injusticias como la que sufre esta familia, que parece sacada de "Los santos inocentes" de Miguel Delibes.
La casa de Carmen y sus padres está al final de un camino rojizo y polvoriento de ocho kilómetros, casi en los confines del mundo, donde como te descuides atropellas con el coche a un cervatillo. El atardecer es muy bonito.
Y siguiendo camino, por el antiguco Camino Real de la Plata, se llega a la sierra de Córdoba. Allí, un grupo de hombretones quiere recuperar una vida que una vez tiraron por la ventana por culpa de las drogas. Muchos han pasado por prisión, tienen el cuerpo tatuado con el nombre de madres, hermanas y novias. Viven en una comunidad terapeútica, en un mundo que es el suyo, que puede parecer de locos pero que hay que respetar. Allí no se puede tomar más que media taza de café, o siete cigarrillos al día, hay que servir el pescado con el utensilio del pescado y la sopa con el cazo de la sopa.
Gracias a todos por vuestra valentía, por querer salir con nombres y apellidos y no con iniciales. Por dar la cara en las fotos y no pedir contraluces. Por no tener nada de lo que avergonzaros.
Esta es Carmen, tiene 51 años y no sabe que es la Operación Gurtel, ni dónde está el Palacio de la Moncloa, ni qué cargo tiene Pepe Blanco ni quién es Francisco Correa. Tiene 51 años pero su cerebro funciona como el de una niña. Vive con sus padres, muy mayores, en una venta en La Mancha que no tiene agua corriente. Como vecino tienen a un todopoderoso que ha construido una mansión con árboles tropicales y estatuas. Este terrateniente quiere expandirse aún más y robarles su vivienda heredada de siete generaciones. Para amedrentarles, les ha roto la tubería del agua, les ha matado a sus gatos y ha cortado el acceso a caminos públicos.
Este es Vicente, buen tipo. Ecologista y un luchador incansable contra el caciquismo que todavía impera en Castilla La Mancha en pleno siglo XXI y contra injusticias como la que sufre esta familia, que parece sacada de "Los santos inocentes" de Miguel Delibes.
La casa de Carmen y sus padres está al final de un camino rojizo y polvoriento de ocho kilómetros, casi en los confines del mundo, donde como te descuides atropellas con el coche a un cervatillo. El atardecer es muy bonito.
Y siguiendo camino, por el antiguco Camino Real de la Plata, se llega a la sierra de Córdoba. Allí, un grupo de hombretones quiere recuperar una vida que una vez tiraron por la ventana por culpa de las drogas. Muchos han pasado por prisión, tienen el cuerpo tatuado con el nombre de madres, hermanas y novias. Viven en una comunidad terapeútica, en un mundo que es el suyo, que puede parecer de locos pero que hay que respetar. Allí no se puede tomar más que media taza de café, o siete cigarrillos al día, hay que servir el pescado con el utensilio del pescado y la sopa con el cazo de la sopa.
Gracias a todos por vuestra valentía, por querer salir con nombres y apellidos y no con iniciales. Por dar la cara en las fotos y no pedir contraluces. Por no tener nada de lo que avergonzaros.
domingo, 5 de julio de 2009
Caminando entre peces
Esto es L' Oceanographic, en Valencia. Una rallada total, cientos y cientos de peces todos iguales dando vueltas. Dicen que los peces no tienen memoria, y eso hace que puedan estar nadando y nadando sin importarles nada. No se aburren, no se deprimen, no buscan otras distracciones. Memorizan las cosas dos segundos y después las olvidan.
viernes, 26 de junio de 2009
Nocturnidad y alevosía
Al hacer reportajes sociales, me suelo encontrar con la gente más variopinta. Creo que en las historias hay que encontrar a personajes curiosos, que se salgan un poco del patrón. Y muchas veces esos personajes salen de noche. Luego me pasa que a la mañana siguiente me despierto y pienso si lo del día anterior lo he soñado.
Esto es en una macrofiesta de pastilleros. No os dejéis engañar por las palmeras del fondo, es Torrijos (Toledo). Creo que nunca he visto tanto desfase. La foto es de mi compañero Gabriel Pecot. No sé ni quienes son ni de qué me estoy descojonando. Pero juro que no había tomado nada, por eso tuvo mucho mérito que nos integrásemos en el ambiente.
Aquí con otros; unos chavales de un pueblo de Ciudad Real que se llama Las Casas. Buena gente. Marcial, el gordito de la esquina, se había gastado 50 euros en merchandising de la discoteca (gorras, cojines...) para llevarlo a su pueblo.
Esto fue un sábado. Dos días después estaba en Playa de las Américas, Tenerife, también trabajando en la zona de marcha más chunga de todo el archipiélago y parte de la Península: Verónicas. Lleno de británicos que no les querrían ni en su país, noche con botellazo va, botellazo viene, peleas, borrachuzos...
Aquí con un británico, un chicotarjeta de los que se dedican a reclutar gente para su antro. La foto es de Dèsirée Martín.
En fin, a esto me dedico. Luego me pasa que cuando me mandan al Congreso de los Diputados no sé ni por donde se entra.
Esto es en una macrofiesta de pastilleros. No os dejéis engañar por las palmeras del fondo, es Torrijos (Toledo). Creo que nunca he visto tanto desfase. La foto es de mi compañero Gabriel Pecot. No sé ni quienes son ni de qué me estoy descojonando. Pero juro que no había tomado nada, por eso tuvo mucho mérito que nos integrásemos en el ambiente.
Aquí con otros; unos chavales de un pueblo de Ciudad Real que se llama Las Casas. Buena gente. Marcial, el gordito de la esquina, se había gastado 50 euros en merchandising de la discoteca (gorras, cojines...) para llevarlo a su pueblo.
Esto fue un sábado. Dos días después estaba en Playa de las Américas, Tenerife, también trabajando en la zona de marcha más chunga de todo el archipiélago y parte de la Península: Verónicas. Lleno de británicos que no les querrían ni en su país, noche con botellazo va, botellazo viene, peleas, borrachuzos...
Aquí con un británico, un chicotarjeta de los que se dedican a reclutar gente para su antro. La foto es de Dèsirée Martín.
En fin, a esto me dedico. Luego me pasa que cuando me mandan al Congreso de los Diputados no sé ni por donde se entra.
miércoles, 17 de junio de 2009
¿Quién rescata a quién?
martes, 16 de junio de 2009
Budapest
En Hungría también hay turismo que hacer, al margen del Danubio. Aquí la sinagoga judía, la más grande de Europa. Fui en sábado y estaba cerrada, pero sólo por fuera merece la pena.
Bellezas locales. Al verlas me acordé de que antes de irme, Javi, mi compañero de pupitre, tuvo a bien recordarme como importante dato cultural que Hungría es un gran productor de actrices porno (véase Sophie Evans).
Esto es a las afueras de Hungría, en un pueblo que lo han convertido en refugio de homeless a los que les dan trabajo, una casa y un huerto para cultivar.
Y Budapest otra vez, con escaparates y maniquís (mancos) de la época del Cuéntame.
Bellezas locales. Al verlas me acordé de que antes de irme, Javi, mi compañero de pupitre, tuvo a bien recordarme como importante dato cultural que Hungría es un gran productor de actrices porno (véase Sophie Evans).
Esto es a las afueras de Hungría, en un pueblo que lo han convertido en refugio de homeless a los que les dan trabajo, una casa y un huerto para cultivar.
Y Budapest otra vez, con escaparates y maniquís (mancos) de la época del Cuéntame.
domingo, 14 de junio de 2009
Tiempo de gitanos
Acabo de regresar de Hungría. Allí hay un altísimo porcentaje de población romaní que vive alejada de las ciudades. Los gitanos viven escondidos en zonas rurales de difícil acceso, construyen sus casas aprovechando las cuevas, para llegar hay que subir laderas y laderas.
Son la raíz europea de los gitanos, me han recordado a las películas de Emir Kusturica.
Este es Florian, vive con su mujer y sus cinco hijos en una de estas casas-cuevas:
Hay niños y niños por todos lados. No van a clase y ninguna autoridad les atiende. Suben y bajan de las colinas.
La vida consiste en beber, escuchar música y bailar. Aquí un grupo al atardecer, espídicos, vitales. De fondo, música explosiva de los gitanos del Este, a lo Goran Bregovich.
Ha sido mágico, y ha merecido mucho la pena.
Son la raíz europea de los gitanos, me han recordado a las películas de Emir Kusturica.
Este es Florian, vive con su mujer y sus cinco hijos en una de estas casas-cuevas:
Hay niños y niños por todos lados. No van a clase y ninguna autoridad les atiende. Suben y bajan de las colinas.
La vida consiste en beber, escuchar música y bailar. Aquí un grupo al atardecer, espídicos, vitales. De fondo, música explosiva de los gitanos del Este, a lo Goran Bregovich.
Ha sido mágico, y ha merecido mucho la pena.
lunes, 8 de junio de 2009
Cirugía de pechos
Hoy hemos recibido en la redacción el siguiente correo:
"El viernes vino mi hija a casa con este folleto que estaban repartiendo a la salida del Instituto Juan de la Cierva de Madrid.
Me parece gravísimo que anden repartiendo este tipo de publicidad sobre aumento de pecho entre niñas de 15 años como mi hija, y más que les vendan la idea de que una operación de cirugía estética es un premio que se les pueda dar a quienes saquen buenas notas.
Les pido disculpas si consideran que este hecho no tiene ningún tipo de interés, pero a mí, como madre, me ha parecido de una gran gravedad y quiero darlo a conocer.
Un saludo,
Raquel Corrales"
Y la señora adjunta en un attachment el folleto:
Escribo un e mail a la madre y le digo que quiero hablar con ella, pero nadie contesta. Entro entonces en la página web y está bien hecha; pero la supuesta clínica que hace la propaganda, Clínica Estética Venecia, no existe en Internet. Llamo al teléfono y no lo cogen. Así que me voy a la dirección que pone y allí el portero me dice que no hay ningún centro de estética. Me voy entonces hacia el instituto. Nadie ha oido hablar de los folletos, ni los profesores, ni ninguna alumna. Es todo una patraña de todavía no sé quien.
Supongo que de alguna agencia de publicidad que quiere promocionar algo y ha hecho esta "genial" idea para ver si pica algún periodista que no compruebe las informaciones.
A la vuelta a la redacción he escrito un e mail a la supuesta madre:
Hola “Raquel Corrales” o quien quiera que seas, no me importa. Enhorabuena: si lo que queríais era hacernos perder el tiempo, en mi caso, lo has conseguido. ¿De qué va esto? ¿Una campaña publicitaria?¿Comprobar si los medios verificamos las informaciones? Pues sí, lo hacemos, porque somos profesionales, palabra que no creo que ni adivinéis que significa.
He ido a la supuesta clínica y al instituto. De verdad que enhorabuena, quienes quiera que seáis: Salvados, Fanta, o unos estupendos y creativisimos publicistas. Me habéis hecho perder la mañana a mí, a la fotógrafa, al portero del inmueble de la no clínica, a los profesores y alumnos del centro. De verdad, que habéis superado todos los límites de la subnormalidad que conocía.
Que cada uno juzgue, yo ya he echado el día con esta gilipollez.
"El viernes vino mi hija a casa con este folleto que estaban repartiendo a la salida del Instituto Juan de la Cierva de Madrid.
Me parece gravísimo que anden repartiendo este tipo de publicidad sobre aumento de pecho entre niñas de 15 años como mi hija, y más que les vendan la idea de que una operación de cirugía estética es un premio que se les pueda dar a quienes saquen buenas notas.
Les pido disculpas si consideran que este hecho no tiene ningún tipo de interés, pero a mí, como madre, me ha parecido de una gran gravedad y quiero darlo a conocer.
Un saludo,
Raquel Corrales"
Y la señora adjunta en un attachment el folleto:
Escribo un e mail a la madre y le digo que quiero hablar con ella, pero nadie contesta. Entro entonces en la página web y está bien hecha; pero la supuesta clínica que hace la propaganda, Clínica Estética Venecia, no existe en Internet. Llamo al teléfono y no lo cogen. Así que me voy a la dirección que pone y allí el portero me dice que no hay ningún centro de estética. Me voy entonces hacia el instituto. Nadie ha oido hablar de los folletos, ni los profesores, ni ninguna alumna. Es todo una patraña de todavía no sé quien.
Supongo que de alguna agencia de publicidad que quiere promocionar algo y ha hecho esta "genial" idea para ver si pica algún periodista que no compruebe las informaciones.
A la vuelta a la redacción he escrito un e mail a la supuesta madre:
Hola “Raquel Corrales” o quien quiera que seas, no me importa. Enhorabuena: si lo que queríais era hacernos perder el tiempo, en mi caso, lo has conseguido. ¿De qué va esto? ¿Una campaña publicitaria?¿Comprobar si los medios verificamos las informaciones? Pues sí, lo hacemos, porque somos profesionales, palabra que no creo que ni adivinéis que significa.
He ido a la supuesta clínica y al instituto. De verdad que enhorabuena, quienes quiera que seáis: Salvados, Fanta, o unos estupendos y creativisimos publicistas. Me habéis hecho perder la mañana a mí, a la fotógrafa, al portero del inmueble de la no clínica, a los profesores y alumnos del centro. De verdad, que habéis superado todos los límites de la subnormalidad que conocía.
Que cada uno juzgue, yo ya he echado el día con esta gilipollez.
domingo, 31 de mayo de 2009
Muerte a las flores
Debo de ser de las pocas personas que temen la llegada de la primavera. Mientras a la mayoría el sol les llena de energías, a mí el buen tiempo me deja K.O. Dicen que se llama astenia primaveral y pasa porque tu cuerpo no se acostumbra al cambio de horario, o algo así. Yo solo sé que hasta que llega el verano me duermo por los rincones, mi rendimiento vital está por los suelos. No estoy deprimida, es sólo algo físico pero jode. Además, tengo alergia. Y si me tomo la medicación de la alergia me duermo más. Así que bendigo estos días la cama, y muerte al agotamiento inesperado y sin motivo. Y que viva el invierno, y los jerseys de lana, y la lluvia, sí, y el frio.
lunes, 25 de mayo de 2009
El tatuaje y Lisbeth Salander
Hace unos días, esperando la hora de embarque de un avión mato el tiempo leyendo el segundo libro de la trilogía Milennium del sueco Steig Larsson. Para quien no la conozca, la protagonista del libro, Lisbeth Salander, es una chica de unos 25 años rebelde, transgresora, violenta, bisexual, con el pelo negro, y llena de piercings y tatuajes. El libro es un best seller de lectura fácil, pero el personaje ha calado hondo y cualquiera que haya leido el libro cae rendido a sus píes.
En el aeropuerto, algo me distrae de la lectura. Levanto la vista y descubro enfrente de mi a una chica durmiendo. Lleva un pantalón blanco y está echada sobre varios asientos. Me fijo en su pie y descubro que está cubierto por un tatuaje.
Miro el otro pie, y también está tatuado. Y las manos, no hay trozo de su piel que no esté cubierto por garabatos perfectos. Pero me fijo un poco mejor y me doy cuenta de que son falsos, no son verdaderos. Están hechos con henna, supongo. No es que sea experta pero se nota a la legua que se quitan con agua y jabón. El tatuaje le llega hasta el cuello.
Entonces, para qué? Me pregunto. Es una chica occidental, vestida con ropa que podría ser de H& M.
Quizás vuelve de un viaje donde se sintió libre y quiso hacer un acto de "rebeldía" tatuándose con tinte. Y me la imagino como Lisbeth Salander: transgresora en esos últimos momentos de libertad en el aeropuerto. Antes de volver a la realidad.
En el aeropuerto, algo me distrae de la lectura. Levanto la vista y descubro enfrente de mi a una chica durmiendo. Lleva un pantalón blanco y está echada sobre varios asientos. Me fijo en su pie y descubro que está cubierto por un tatuaje.
Miro el otro pie, y también está tatuado. Y las manos, no hay trozo de su piel que no esté cubierto por garabatos perfectos. Pero me fijo un poco mejor y me doy cuenta de que son falsos, no son verdaderos. Están hechos con henna, supongo. No es que sea experta pero se nota a la legua que se quitan con agua y jabón. El tatuaje le llega hasta el cuello.
Entonces, para qué? Me pregunto. Es una chica occidental, vestida con ropa que podría ser de H& M.
Quizás vuelve de un viaje donde se sintió libre y quiso hacer un acto de "rebeldía" tatuándose con tinte. Y me la imagino como Lisbeth Salander: transgresora en esos últimos momentos de libertad en el aeropuerto. Antes de volver a la realidad.
jueves, 21 de mayo de 2009
Hombre rico, hombre pobre
La semana pasada estuve en Bruselas en el 8º Encuentro sobre Pobreza que organiza la Comisión Europea una vez al año. Que vivan las contradicciones: Mandamases de los 27 países de la UE se reúnen a discutir sobre, ay, lo mal que está todo y los pobres que hay por las calles europeas y bla bla sobre la crisis y venga y más. Lo hicieron en un palaciaco con lámparas de araña, tapices colgados, mármoles... Y este estupendo catering para zampar a diestro y siniestro.
Los políticos no tienen vergüenza, pero, ¿y las ONG?. Es que también estaban invitadas, y allí todos los representantes de la solidaridad disfrutaron de lo lindo los postres de chocolate y fresas, del descanso para el café y las pastas, de otro descanso para el café y más pastas. De vez en cuando, las manos a la cabeza porque cuántos pobres hay en Europa y qué mal está todo.
No voy a ser cínica, claro que yo también comí, menos un día, en que me entretuve en hacer una entrevista y llegué 20 minutos tarde al comedor... ¡Y se lo habían zampado todo¡ Asi que me fui al Mc Donalds.
A lo mejor caigo en el topicazo, pero es que fue salir del Palacio de Egmont y toparme al lado de la Grand Place con una tienda lujosísima de bombones con creaciones "exclusivas", con nombre propio incluido, como si fuesen joyas.
Y al lado, a 100 metros, este pobre hombre, u hombre pobre. Tirao como un perro con sus tres perros.
Los políticos no tienen vergüenza, pero, ¿y las ONG?. Es que también estaban invitadas, y allí todos los representantes de la solidaridad disfrutaron de lo lindo los postres de chocolate y fresas, del descanso para el café y las pastas, de otro descanso para el café y más pastas. De vez en cuando, las manos a la cabeza porque cuántos pobres hay en Europa y qué mal está todo.
No voy a ser cínica, claro que yo también comí, menos un día, en que me entretuve en hacer una entrevista y llegué 20 minutos tarde al comedor... ¡Y se lo habían zampado todo¡ Asi que me fui al Mc Donalds.
A lo mejor caigo en el topicazo, pero es que fue salir del Palacio de Egmont y toparme al lado de la Grand Place con una tienda lujosísima de bombones con creaciones "exclusivas", con nombre propio incluido, como si fuesen joyas.
Y al lado, a 100 metros, este pobre hombre, u hombre pobre. Tirao como un perro con sus tres perros.
miércoles, 13 de mayo de 2009
Cuando la vida era fácil
Conocí la música de Antonio Vega y Nacha Pop cuando la vida era fácil. Ir al instituto, salir por Moncloa, coger el búho para volver a casa, la paga,el trabajo en el Telepizza, grabar canciones de la radio con el botón REC, las primeras vacaciones sin los padres. Las luces que se encienden en El Penta porque hay que irse y empieza a sonar "La chica de ayer".
Todas queríamos ser La chica de ayer. Antonio Vega hacía que pareciese muy fácil enamorarse.
Todas queríamos ser La chica de ayer. Antonio Vega hacía que pareciese muy fácil enamorarse.
sábado, 9 de mayo de 2009
Braintree
Hace 20 años, que se dice pronto, en Primero de BUP, estuve de intercambio con otros niños de mi instituto en un pueblo de Boston que se llama Braintree. Cada adolescente iba a casa de un americano / a y luego el susodicho te devolvía la visita.
Mi americana se llamaba Jennifer Carlson y estaba como las maracas de Machin. Como aquel viaje ocurrió en 1989, no había Internet ni nada, asi que mantuvimos el contacto a la vieja usanza, por carta escrita a boli Bic.
Luego ella vino otra vez de visita a Madrid en 1992. Y en 1998, seis años después, las dos estábamos viviendo en México y coincidimos de nuevo. Y volvimos a perder la pista.
Ahora, Jennifer me ha vuelto a localizar por Facebook y ha venido a España de vacaciones y nos hemos vuelto a ver. 20 años después¡ Eso si que es una amistad duradera, y gracias a ella, que nunca ha dejado que el contacto se perdiera del todo.
Para los españoles, el viaje a los USA fue la bomba: descubrimos a Milli Vanilli, las borracheras de los yanquis en las fiestas, teníamos tele con 50 canales, los padres americanos insistían en explicarnos que era una lavadora, ibamos al centro comercial a comprar pantalones y no habia manera de hacernos entender porque nosotros decíamos Levis, como suena, y había que decir "Livais".
Aquí el día que nos recibieron en el pueblo, pero no me acuerdo qué nos estaban contando.
En el instituto americano, mi amiga Vivi estaba loca por este chaval, Brian Doherty, que jugaba al fútbol americano. Le perseguía por todo el High School. Por fin logró cazarle para una foto después de uno de los partidos... El muchacho, todo sudao.
Y el regreso a Madrid fue lo peor, claro, porque nos creiamos los más guays. "Ah, ¿que aquí todavía no habéis escuchado a los Milli Vanilli?", porque en aquella época los grandes hits llegaban a España seis meses después... Y qué momentazo ese sábado por la mañana cuando, oyes en la radio, POR FIN EN ESPAÑA¡¡¡¡, a los Milli Vanilli en los 40 Principales¡¡¡¡
Asi que, en homenaje a esa época, un último recuerdo al fraude más grande de todos los tiempos¡
Mi americana se llamaba Jennifer Carlson y estaba como las maracas de Machin. Como aquel viaje ocurrió en 1989, no había Internet ni nada, asi que mantuvimos el contacto a la vieja usanza, por carta escrita a boli Bic.
Luego ella vino otra vez de visita a Madrid en 1992. Y en 1998, seis años después, las dos estábamos viviendo en México y coincidimos de nuevo. Y volvimos a perder la pista.
Ahora, Jennifer me ha vuelto a localizar por Facebook y ha venido a España de vacaciones y nos hemos vuelto a ver. 20 años después¡ Eso si que es una amistad duradera, y gracias a ella, que nunca ha dejado que el contacto se perdiera del todo.
Para los españoles, el viaje a los USA fue la bomba: descubrimos a Milli Vanilli, las borracheras de los yanquis en las fiestas, teníamos tele con 50 canales, los padres americanos insistían en explicarnos que era una lavadora, ibamos al centro comercial a comprar pantalones y no habia manera de hacernos entender porque nosotros decíamos Levis, como suena, y había que decir "Livais".
Aquí el día que nos recibieron en el pueblo, pero no me acuerdo qué nos estaban contando.
En el instituto americano, mi amiga Vivi estaba loca por este chaval, Brian Doherty, que jugaba al fútbol americano. Le perseguía por todo el High School. Por fin logró cazarle para una foto después de uno de los partidos... El muchacho, todo sudao.
Y el regreso a Madrid fue lo peor, claro, porque nos creiamos los más guays. "Ah, ¿que aquí todavía no habéis escuchado a los Milli Vanilli?", porque en aquella época los grandes hits llegaban a España seis meses después... Y qué momentazo ese sábado por la mañana cuando, oyes en la radio, POR FIN EN ESPAÑA¡¡¡¡, a los Milli Vanilli en los 40 Principales¡¡¡¡
Asi que, en homenaje a esa época, un último recuerdo al fraude más grande de todos los tiempos¡
domingo, 3 de mayo de 2009
El viejo y el mar
He estado cinco días en Fuerteventura, haciendo lo de la foto: NADA. Y qué placer. Desconectar, escuchar a lo lejos ecos de la gripe porcina y seguir haciendo eso: NADA. Me fui harta: del curro, de la crisis económica, de los rumores de que cierran tal o cual medio de comunicación, de salir del trabajo cuando los supermercados (menos el carero Opencor) están chapados, de que la empresa no haya renovado a la becaria de mi sección después de tenerla explotada, de cosas que prefiero no poner, de, de y de... Por lo menos en cinco días he relativizado y he pensado que ME DA TODO IGUAL.
En la isla apenas había gente, y los que había eran todos alemanes, como el señor de la foto. Que estaba completamente solo.
Un día subió la marea y nos pilló a los dos entre las rocas que separan dos playas. Yo me asusté, no sabía por donde salir y empecé a escalar las rocas para buscar otro camino. A él se le veía feliz, con los cuatro pelos al viento y en chanclas.
Por la noche, en las terrazas, observé a muchas parejas que no se hablaban entre sí. Podían pasarse horas sin dirigirse la palabra. Y pensé en la felicidad del viejo, que se pasó días y días solo, sin tener que buscar ningún tema de conversación.
En la isla apenas había gente, y los que había eran todos alemanes, como el señor de la foto. Que estaba completamente solo.
Un día subió la marea y nos pilló a los dos entre las rocas que separan dos playas. Yo me asusté, no sabía por donde salir y empecé a escalar las rocas para buscar otro camino. A él se le veía feliz, con los cuatro pelos al viento y en chanclas.
Por la noche, en las terrazas, observé a muchas parejas que no se hablaban entre sí. Podían pasarse horas sin dirigirse la palabra. Y pensé en la felicidad del viejo, que se pasó días y días solo, sin tener que buscar ningún tema de conversación.
miércoles, 22 de abril de 2009
La agenda
Un compañero fotógrafo, Willy, me ha regalado hoy una cosa porque sabe que me gusta las historias extrañas. Es una agenda blanca y sucia que se encontró en la calle. La he abierto y he empezado a leer direcciones de hostales, hoteles, nombres de tíos y teléfonos. Distintas opciones de anuncio: "Ada dos polvos, 30. Domicilios, 60", "Adriana, jovencita, 15 euros". "Madurita y cariñosa". También hay fechas con sus anotaciones: "4 de marzo: 30 cliente, 30 nuevo, 15 nuevo, 24 nuevo, 15 cliente".
Vamos, que es la agenda de una prostituta. Hay apuntados los polvos que echa cada día y lo que cobra, lo que gasta en fajas, cosas de herbolario, el dinero que da a su madre. Hay un número de móvil y al lado una palabra: "Asquerosa".
Después de cotillear he pensado que menuda putada perder la agenda, como si yo pierdo la mía con mis contactos de curro (mucho más aburrida, claro).
Así que he pensado en localizar a la dueña, y he cogido un periódico con anuncios de contactos y he comprobado si alguna de las opciones que están en la agenda aparece y, eureka, me encuentro en El País con "Adriana, jovencita, 15 euros". Y un número de teléfono.
-"¿Adriana?"
-(Voz de latinoamericana). "Si, soy yo".
-"¿Has perdido una agenda?"
-"Si, donde la has encontrado?"
-(Como Willy no me ha dicho dónde, pues le contesto la verdad y la tía flipa): "Pues no lo sé". (Y entonces me pongo a la defensiva): "Describeme cómo es la agenda que has perdido".
-"Es una agenda blanca y sucia con los nombres de..."
-"Si, de clientes".
-"¿Y cómo has averiguado mi número?"
-(Entonces le cuento la investigación y a ella le suena todo rarísimo).
-"¿Cuando me la puedes devolver?"
-(No se me ocurre nada, ¿dónde queda una con una prostituta que no conoce de nada? Al final se me ocurre un sitio de lo más cutre) "Pues podemos quedar mañana en el Mc Donalds de Cuatro Caminos".
-"Vale, ¿cómo vas a ir vestida?"
(Me ha hecho una pregunta de película y no tengo contestación. Yo que sé, como siempre, con lo primero que pille¡¡¡). "Ni idea, ya nos reconoceremos".
Y hemos colgado. Asi que mañana tengo una extraña cita en un Mc Donalds. Gracias Willy. Efectivamente, me gustan las historias extrañas.
Vamos, que es la agenda de una prostituta. Hay apuntados los polvos que echa cada día y lo que cobra, lo que gasta en fajas, cosas de herbolario, el dinero que da a su madre. Hay un número de móvil y al lado una palabra: "Asquerosa".
Después de cotillear he pensado que menuda putada perder la agenda, como si yo pierdo la mía con mis contactos de curro (mucho más aburrida, claro).
Así que he pensado en localizar a la dueña, y he cogido un periódico con anuncios de contactos y he comprobado si alguna de las opciones que están en la agenda aparece y, eureka, me encuentro en El País con "Adriana, jovencita, 15 euros". Y un número de teléfono.
-"¿Adriana?"
-(Voz de latinoamericana). "Si, soy yo".
-"¿Has perdido una agenda?"
-"Si, donde la has encontrado?"
-(Como Willy no me ha dicho dónde, pues le contesto la verdad y la tía flipa): "Pues no lo sé". (Y entonces me pongo a la defensiva): "Describeme cómo es la agenda que has perdido".
-"Es una agenda blanca y sucia con los nombres de..."
-"Si, de clientes".
-"¿Y cómo has averiguado mi número?"
-(Entonces le cuento la investigación y a ella le suena todo rarísimo).
-"¿Cuando me la puedes devolver?"
-(No se me ocurre nada, ¿dónde queda una con una prostituta que no conoce de nada? Al final se me ocurre un sitio de lo más cutre) "Pues podemos quedar mañana en el Mc Donalds de Cuatro Caminos".
-"Vale, ¿cómo vas a ir vestida?"
(Me ha hecho una pregunta de película y no tengo contestación. Yo que sé, como siempre, con lo primero que pille¡¡¡). "Ni idea, ya nos reconoceremos".
Y hemos colgado. Asi que mañana tengo una extraña cita en un Mc Donalds. Gracias Willy. Efectivamente, me gustan las historias extrañas.
viernes, 17 de abril de 2009
Run, Forrest run
En Hong Kong hay un restaurante que gira en torno a la peli de Forrest Gump. Es un sitio bastante estúpido, la verdad. Los platos, los camareros, los letreros... Si quieres más bebida, no tienes que pedírsela al camarero, sino que hay que cambiar un cartel que tienes en la mesa y esperar a que te atiendan:
Y si no quieres más bebida, pues entonces cambias de nuevo el cartel:
El sitio en cuestión se llama Bubba Gump, y de comida hay gambas en salsa de cerveza y manquetilla como en la peli. Estuve este verano, no hay excusa, ese día hacía 40 grados con una humedad del 90% y mis compañeros viajeros y yo nos metimos en el primer sitio que encontramos.
El Bubba Gump quedó guardado en el subconsciente, pero bien guardado. Hasta que hace dos noches soñé con ese sitio y con los carteles. Me acosté dándole vueltas a una cosa personal que nada tenía que ver ni con Forrest Gump ni con el restaurante. Y por la noche lo saqué del subconsciente. Así, sin ton ni son. Un sitio anodino, que no significó nada importante en el viaje, pero que ha esperado su momento para decir que estaba ahí. Y la verdad, no sé qué significa, quizás el subconsciente me ha dado un toque para recordarme que soy una friki.
Y si no quieres más bebida, pues entonces cambias de nuevo el cartel:
El sitio en cuestión se llama Bubba Gump, y de comida hay gambas en salsa de cerveza y manquetilla como en la peli. Estuve este verano, no hay excusa, ese día hacía 40 grados con una humedad del 90% y mis compañeros viajeros y yo nos metimos en el primer sitio que encontramos.
El Bubba Gump quedó guardado en el subconsciente, pero bien guardado. Hasta que hace dos noches soñé con ese sitio y con los carteles. Me acosté dándole vueltas a una cosa personal que nada tenía que ver ni con Forrest Gump ni con el restaurante. Y por la noche lo saqué del subconsciente. Así, sin ton ni son. Un sitio anodino, que no significó nada importante en el viaje, pero que ha esperado su momento para decir que estaba ahí. Y la verdad, no sé qué significa, quizás el subconsciente me ha dado un toque para recordarme que soy una friki.
sábado, 11 de abril de 2009
Razones para no actualizar el blog
1. Mentir: "Es que ultimamente estoy muy liada..."
2. Mentir: "Es que estoy de bajón"
3. Sincerarse: "Y total, para escribir tonterías..."
4. Aprovechar material usado: "Casi que cuelgo un reportaje que ya he publicado"
2. Mentir: "Es que estoy de bajón"
3. Sincerarse: "Y total, para escribir tonterías..."
4. Aprovechar material usado: "Casi que cuelgo un reportaje que ya he publicado"
Las marchas racistas quedan impunes
Este es el comienzo de un reportaje del que estoy especialmente contenta...
La denuncia de que los neonazis campan a sus anchas por Madrid llega tanto de grupos antifascistas como de las ONG Movimiento contra la Intolerancia, SOS Racismo y asociaciones de inmigrantes Aesco. Todos coinciden en acusar a la Delegación del Gobierno de Madrid de permitir que el colectivo se manifieste sin problemas en la capital.
En el último año, al menos una decena de grupos de ultraderecha (Democracia Nacional, Falange o Movimiento Patriótico Socialista) han desfilado por las calles de la ciudad. Pese a que casi todas esas marchas terminaron en trifulca, la Delegación del Gobierno no tiene previsto un mayor control sobre estos grupos.
El último ejemplo es del sábado 28 de marzo en el Puente de Vallecas (Madrid). Medio millar de neonazis se manifestaron con permiso de la Delegación del Gobierno y del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, las instancias que tienen que dar su consentimiento a las protestas callejeras.
Los manifestantes llevaban bates de béisbol y cascos de la Policía, insultaron a inmigrantes, se burlaron de Carlos Palomino (vecino de Vallecas asesinado hace dos años por un ultraderechista) y entonaron lemas nazis. Todos estos actos están penados con la cárcel en el Código Penal, tanto por provocación al odio (Artículo 510) como por difusión de delitos de genocidio (Artículo 607).
Las ONG de defensa de los derechos humanos habían avisado del peligro de autorizar una marcha de ese tipo. Sin embargo, los agentes de la Unidad de Intervención Policial, los antidisturbios, encargados de vigilarla no identificaron a ningún manifestante de la ultraderecha. Sí detuvieron, en cambio, a una veintena de antifascistas que participaban en una contramanifestación.
"Los fascistas cruzaron la M-30 sin que nadie les parase. Mientras, vecinos de Vallecas eran cacheados y obligados a ponerse de cara a la pared", aseguran varios testigos. Además, los fascistas cambiaron sobre la marcha el recorrido que les había impuesto la Delegación del Gobierno y pasaron a propósito por Vallecas, el barrio donde vivía Palomino. Allí corearon gritos como: "¡Carlos, pardillo, devuélvenos el cuchillo!".
La denuncia de que los neonazis campan a sus anchas por Madrid llega tanto de grupos antifascistas como de las ONG Movimiento contra la Intolerancia, SOS Racismo y asociaciones de inmigrantes Aesco. Todos coinciden en acusar a la Delegación del Gobierno de Madrid de permitir que el colectivo se manifieste sin problemas en la capital.
En el último año, al menos una decena de grupos de ultraderecha (Democracia Nacional, Falange o Movimiento Patriótico Socialista) han desfilado por las calles de la ciudad. Pese a que casi todas esas marchas terminaron en trifulca, la Delegación del Gobierno no tiene previsto un mayor control sobre estos grupos.
El último ejemplo es del sábado 28 de marzo en el Puente de Vallecas (Madrid). Medio millar de neonazis se manifestaron con permiso de la Delegación del Gobierno y del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, las instancias que tienen que dar su consentimiento a las protestas callejeras.
Los manifestantes llevaban bates de béisbol y cascos de la Policía, insultaron a inmigrantes, se burlaron de Carlos Palomino (vecino de Vallecas asesinado hace dos años por un ultraderechista) y entonaron lemas nazis. Todos estos actos están penados con la cárcel en el Código Penal, tanto por provocación al odio (Artículo 510) como por difusión de delitos de genocidio (Artículo 607).
Las ONG de defensa de los derechos humanos habían avisado del peligro de autorizar una marcha de ese tipo. Sin embargo, los agentes de la Unidad de Intervención Policial, los antidisturbios, encargados de vigilarla no identificaron a ningún manifestante de la ultraderecha. Sí detuvieron, en cambio, a una veintena de antifascistas que participaban en una contramanifestación.
"Los fascistas cruzaron la M-30 sin que nadie les parase. Mientras, vecinos de Vallecas eran cacheados y obligados a ponerse de cara a la pared", aseguran varios testigos. Además, los fascistas cambiaron sobre la marcha el recorrido que les había impuesto la Delegación del Gobierno y pasaron a propósito por Vallecas, el barrio donde vivía Palomino. Allí corearon gritos como: "¡Carlos, pardillo, devuélvenos el cuchillo!".
jueves, 26 de marzo de 2009
Café con leche
Y en esto que voy andando por la calle de Bravo Murillo, a eso de las doce de la noche. Poca gente. Aprieto el paso. Y de repente se me cruza un africano, alto, enorme, se me pone delante y no me deja pasar; es un tramo de calle estrecho por las obras. Y yo que amago para esquivarle y me vuelve a cerrar el paso. Y entonces él extiende su brazo izquierdo, abre la palma de la mano... Yo me quedo mirando y la choco con la mia: Plash¡. Blanco y negro. Y él, de repente, dice: "¡¿Ves? Café con leche¡", se descojona y sigue calle abajo.
martes, 3 de marzo de 2009
Un año y mucho Prozac
Hoy, he conocido al Óscar, a la Pruden y a la Mari Mar.
El Óscar es un taxista que utiliza cuando hay un cliente el manos libres sin ningún pudor para hablar con la Pruden (su mujer) y la Mari Mar (una amiga a la que se quiere beneficiar).
Asi, en un trayecto de una media hora me he enterado de:
-El Óscar está casado con la Pruden, pero ella vive a 500 kilómetros de distancia y, claro, pues él tiene que tener relaciones sexuales con otras mujeres. Todo ésto lo sabe el psiquiatra del Óscar. El Óscar va al psiquiatra porque a veces le da por pensar en suicidarse o en hacer daño a otras personas. Además de al psiquiatra, el Óscar va al gimnasio todos los días y no se habla con su familia.
-La Pruden está hasta la polla del Óscar y de planchar. Tampoco aguanta que al Óscar el banco no le dé el crédito para comprarse un coche nuevo.
-El Óscar, el otro día, se tiró a una tía que tenía una melenaza en el pubis (asi de fino lo digo yo, él soltó algo así como: "Tenía que sacudirle el mapache... y para no verlo la di la vuelta..."). Todo esto se lo cuenta por teléfono a la Mari Mar, que se descojona.
-El Óscar se quiere beneficiar a la Mari Mar, pero ella pasa de él porque ha salido de un desengaño amoroso que le ha costado "un año y mucho Prozac" y porque no quiere que "el asqueroso" le pegue algo que, a su vez, a él le pueda haber pegado "la del mapache".
-La Mari Mar recibe llamadas anónimas de madrugada y no sabe quién es. La semana que viene tiene una boda para la que se ha comprado un traje precioso. Trabaja en atención al cliente de los taxis.
Y no sigo, pero podría y podría. Qué viaje. Qué gente. Tengo un testigo: Gabriel, el fotógrafo de la imagen de este post, que me acompañó durante medio trayecto. Veníamos de hacer un reportaje de penurias e inmigrantes y a los cinco minutos de sentarme en el taxi se me olvidó todo y me vi inmersa en esta realidad ajena.
Por lo menos, a mitad de sus conversaciones, el Óscar tuvo la deferencia de darse la vuelta y decirme: "Tú estás flipando, ¿no?"
miércoles, 11 de febrero de 2009
Ataulfo
Hoy he conocido a un señor que paga 60 euros al mes de alquiler en una casa en el centro de Madrid. Se llama Ataulfo y vive en una cochambre apuntalada en la que da miedo a entrar.
Hoy he conocido a Iván, un peruano que trabaja 12 horas al día y sólo libra los domingos. Se dedica a vigilar un edificio en ruinas donde hace un frío que pela y con la única compañía de un póster gigante de una tía en bolas del Interviú.
Hoy he conocido a una familia gitana con dos niños, que son okupas de un bloque lleno de mierda. Él quiere hablar, pero la mujer no le deja por si acaso llevo encima una cámara oculta.
Todos viven en un inmueble al lado de la Ribera de Curtidores propiedad de una empresa que tiene el enigmático nombre de PIEDRAS PERDIDAS, S. L. Estos señores quieren echar a Ataulfo y a los gitanos. Estos señores tienen contratado a Iván para que nadie pueda entrar dentro y ver las condiciones infectas del bloque. A estos señores, hoy, no he tenido el gusto de conocerles. Supongo que no se pasan nunca por allí. Esperarán a que el edificio se caiga de viejo para construir apartamentos y lofts para la gente joven y moderna que se muere por vivir en Lavapiés.
Hoy he conocido a Iván, un peruano que trabaja 12 horas al día y sólo libra los domingos. Se dedica a vigilar un edificio en ruinas donde hace un frío que pela y con la única compañía de un póster gigante de una tía en bolas del Interviú.
Hoy he conocido a una familia gitana con dos niños, que son okupas de un bloque lleno de mierda. Él quiere hablar, pero la mujer no le deja por si acaso llevo encima una cámara oculta.
Todos viven en un inmueble al lado de la Ribera de Curtidores propiedad de una empresa que tiene el enigmático nombre de PIEDRAS PERDIDAS, S. L. Estos señores quieren echar a Ataulfo y a los gitanos. Estos señores tienen contratado a Iván para que nadie pueda entrar dentro y ver las condiciones infectas del bloque. A estos señores, hoy, no he tenido el gusto de conocerles. Supongo que no se pasan nunca por allí. Esperarán a que el edificio se caiga de viejo para construir apartamentos y lofts para la gente joven y moderna que se muere por vivir en Lavapiés.
jueves, 22 de enero de 2009
Parejas
Ocurrió el mismo día, este verano. En la misma ciudad, Shanghai. La primera pareja se acababa de casar y se fue al parque a hacerse fotos. El fotógrafo se tiró al suelo y ellos hacían muecas a la cámara. Eran muy coquetos y presumidos. Se les veía felices.
Horas después, el taxi en el que iba montada estuvo a punto de atropellar a la chica de la foto de abajo. Estaba descalza y lloraba, el chico intentaba hacerla entrar en razón, pero ella se tiró a los coches en cuanto se abrió el semáforo. Él la agarró por detrás al vuelo y la sujetó.
Horas después, el taxi en el que iba montada estuvo a punto de atropellar a la chica de la foto de abajo. Estaba descalza y lloraba, el chico intentaba hacerla entrar en razón, pero ella se tiró a los coches en cuanto se abrió el semáforo. Él la agarró por detrás al vuelo y la sujetó.
martes, 6 de enero de 2009
Que viva la señorita Pepis
A los menores de 30 años los juguetes de la señorita Pepis no les sonarán de nada, pero se pusieron muy de moda entre las niñas en los ochenta. Año tras año yo le pedía a los Reyes el maquillaje de la señorita Pepis, y año tras año me trajeron la Tricotosa (invento del diablo); el Quimicefa o el Blandiblu. Jamás tuve nada de la señorita Pepis. Me fascinaba, solo recuerdo en la tele el anuncio de unas caretas a las que podías pintarles los ojos.
Ahora, la señorita Pepis se usa en término despectivo. Uno puede decir "este es un periódico de la señorita Pepis" y quedarse tan ancho. Hoy, al pasear por un departamento de juguetes de una tienda me he acordado de ella. Yo, desde aquí, la reivindico, a la señorita Pepis y a esos juguetes que nunca tuve. Quien quiera que sea y donde quiera que esté.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
C ´est fini
Se acabó por este año.
Las largas tardes en la redacción perdiendo el tiempo con los teletipos.
Los cambios de jefe, los cambios de sitio, los cambios de compañeros.
Los madrugones de fin de semana, cuando todo el mundo descansa.
Salir corriendo a los sucesos. A noticias que han pasado el día anterior.
Los viajes de 500 kilómetros en un día.
Conocer a gente extraña por pueblos perdidos.
Conducir con lluvia, con nieve, con niebla muy espesa, a 40 grados.
El inventarse historias de la nada y el arriesgar. Los gays de La Mancha.
Agosto y Spanair, recorriendo tanatorios y hospitales. Canarias y Rumania.
El año que viene más.
Ahora, a vacacionar...
Las largas tardes en la redacción perdiendo el tiempo con los teletipos.
Los cambios de jefe, los cambios de sitio, los cambios de compañeros.
Los madrugones de fin de semana, cuando todo el mundo descansa.
Salir corriendo a los sucesos. A noticias que han pasado el día anterior.
Los viajes de 500 kilómetros en un día.
Conocer a gente extraña por pueblos perdidos.
Conducir con lluvia, con nieve, con niebla muy espesa, a 40 grados.
El inventarse historias de la nada y el arriesgar. Los gays de La Mancha.
Agosto y Spanair, recorriendo tanatorios y hospitales. Canarias y Rumania.
El año que viene más.
Ahora, a vacacionar...
jueves, 11 de diciembre de 2008
Los macarrones
Un amigo me cuenta que su hermano Carlos (de nueve años de edad) puso ayer el siguiente nick en su Messenger:
"Hoy vienen a comer a casa Marco, Pol y Oscar y para comer hay macarrones"
Y es que las cosas nunca tendrían que dejar de ser así de sencillas.
¿La felicidad?
La felicidad es compartir un plato de macarrones con tres compañeros del colegio en casa de la abuela.
Así de sencillo.
"Hoy vienen a comer a casa Marco, Pol y Oscar y para comer hay macarrones"
Y es que las cosas nunca tendrían que dejar de ser así de sencillas.
¿La felicidad?
La felicidad es compartir un plato de macarrones con tres compañeros del colegio en casa de la abuela.
Así de sencillo.
sábado, 6 de diciembre de 2008
La Noche
Recuerdos del antro más antro de todo Madrid: La Noche. Sólo hay que fijarse en los zapatos del cantante. Fue hace tiempo, en verano. Era un día de diario y apenas había público, su novia le grababa con una cámara de video casera. Él intentaba cantar Elvis, pero los cuatro borrachos que había le reclamaban Gwendoline, de Julio Iglesias. Luego estábamos nosotros, los de siempre, al que el dueño del bar regañaba por salir a la pista de baile en plena actuación.
Es un bar auténtico, de cabaret, viejos con anillos y peleas. Hace mucho que no paro por ahí, no sé si seguirá abierto. A mí me gustaba entre semana.
El otro día, una llamada entre la niebla me recordó esa época y pensé que la echaba de menos. No pude acudir a la cita porque me pudo el cansacio. Reconforta saber que ellos, por lo menos, siguen estando alli. Y espero que La Noche también.
jueves, 27 de noviembre de 2008
Cendón
Esta foto es de José Cendón, fotógrafo. La imagen forma parte del reportaje de un hospital psiquiátrico de Burundi por el que ganó un World Press Photo en 2007.
Ayer le secuestraron en Somalia, no se sabe nada de él; los secuestradores aún no han dado señales de vida, pero las teles y los periódicos le han dedicado muchísimo más espacio al hecho de que Esperanza Aguirre tuvo que ser rescatada de un hotel en Bombay por culpa de un tiroteo.
Hoy en Antena 3 han entrevistado a la hermana de Cendón. Ha sido un poco flipante. La periodista le ha preguntado sin ningún rubor.
-¿Crees que tu hermano, si tiene oportunidad, le hará una entrevista a sus secuestradores? (risitas)
-Bueno, no sé... Supongo...
En fin. Mientras, Esperanza Aguirre sigue hablando de lo mal, mal que lo pasó y de que tuvo que andar descalza sobre charcos de sangre.
domingo, 23 de noviembre de 2008
Los Modlin
Estos son los Modlin: Margaret y Nelson y su hijo Elmer. Formaban una familia excéntrica que residía en una casa del centro de Madrid. Vivían aislados, nunca aprendieron castellano.
Están todos muertos.
El matrimonio llegó a España en 1975. Él era actor de reparto en Hollywood, un segundón. Ella era profesora de Bellas Artes. El hijo era modelo. Elmer participó en la Segunda Guerra Mundial y vivió los horrores de la bomba atómica de Nagasaki.
Ella se encerró en Madrid a pintar cuadros, el hijo se suicidió y el padre murió alcoholizado.
Después de que se muriesen todos, la casa se quedó sin dueño. Un vecino suyo, que se quedó con las llaves, contactó conmigo en 2004 y me llevó a la casa. El piso llevaba un año vacío, pero parecía como si alguien todavía viviese allí. Cuando Margaret falleció, Elmer, su marido, se sumió en la desesperación y quiso que todo se quedase como su mujer lo había dejado. Esta es una foto de una de las habitaciones, con los cuadros pintados por ella.
Saqué un reportaje en El País sobre la familia y llamó muchísima gente interesándose por los cuadros. Durante algunos meses me centré en los Modlin por interés personal, investigué sobre su vida.
Cuento todo esto porque un año después, en 2005, Paco Gómez, fotógrafo (revelación PhotoEspaña en 2002 y miembro del colectivo Nophoto) encontró todas las pertenencias de la familia en la basura (al final los herededos vendieron la casa y tiraron todo los que les sobraba) e hizo un documental. Sintió la misma fascinación que había sentido yo, pero él lo plasmó en imágenes. Cuando me enteré intenté localizarle, pero no hubo manera de que nadie me pasase su contacto.
El caso es que pasó el tiempo y me olvidé completamente de los Modlin y de Paco Gómez. Hasta que el viernes pasado Paco llamó por casualidad a Público. Quería denunciar que a su cuñado inmigrante la policía le había dado una paliza. Y de casualidad me pasaron a mí la llamada. Cuando me identifiqué, lo primero que me dijo fue que no podía creer que estuviese hablando conmigo, que estuvo intentado localizarme hace años por la historia de los Modlin, que llamó a El País varias veces, pero no hubo manera de que nadie le pasase mi teléfono. Yo le conté que a mí me había pasado lo mismo. Fue extraño.
Cinco años después de intentarlo nos hemos reencontrado, o más bien encontrado. Gracias al destino. Y pienso en todas esas historias que por las circunstancias se quedan sin cerrar, en las cosas que nos apasionan y luego nos olvidamos. Y en la gente con la que nunca logramos hablar, por culpa nuestra o de los demás.
Están todos muertos.
El matrimonio llegó a España en 1975. Él era actor de reparto en Hollywood, un segundón. Ella era profesora de Bellas Artes. El hijo era modelo. Elmer participó en la Segunda Guerra Mundial y vivió los horrores de la bomba atómica de Nagasaki.
Ella se encerró en Madrid a pintar cuadros, el hijo se suicidió y el padre murió alcoholizado.
Después de que se muriesen todos, la casa se quedó sin dueño. Un vecino suyo, que se quedó con las llaves, contactó conmigo en 2004 y me llevó a la casa. El piso llevaba un año vacío, pero parecía como si alguien todavía viviese allí. Cuando Margaret falleció, Elmer, su marido, se sumió en la desesperación y quiso que todo se quedase como su mujer lo había dejado. Esta es una foto de una de las habitaciones, con los cuadros pintados por ella.
Saqué un reportaje en El País sobre la familia y llamó muchísima gente interesándose por los cuadros. Durante algunos meses me centré en los Modlin por interés personal, investigué sobre su vida.
Cuento todo esto porque un año después, en 2005, Paco Gómez, fotógrafo (revelación PhotoEspaña en 2002 y miembro del colectivo Nophoto) encontró todas las pertenencias de la familia en la basura (al final los herededos vendieron la casa y tiraron todo los que les sobraba) e hizo un documental. Sintió la misma fascinación que había sentido yo, pero él lo plasmó en imágenes. Cuando me enteré intenté localizarle, pero no hubo manera de que nadie me pasase su contacto.
El caso es que pasó el tiempo y me olvidé completamente de los Modlin y de Paco Gómez. Hasta que el viernes pasado Paco llamó por casualidad a Público. Quería denunciar que a su cuñado inmigrante la policía le había dado una paliza. Y de casualidad me pasaron a mí la llamada. Cuando me identifiqué, lo primero que me dijo fue que no podía creer que estuviese hablando conmigo, que estuvo intentado localizarme hace años por la historia de los Modlin, que llamó a El País varias veces, pero no hubo manera de que nadie le pasase mi teléfono. Yo le conté que a mí me había pasado lo mismo. Fue extraño.
Cinco años después de intentarlo nos hemos reencontrado, o más bien encontrado. Gracias al destino. Y pienso en todas esas historias que por las circunstancias se quedan sin cerrar, en las cosas que nos apasionan y luego nos olvidamos. Y en la gente con la que nunca logramos hablar, por culpa nuestra o de los demás.
domingo, 16 de noviembre de 2008
Prohibido
Así son ellos...
El domingo por la mañana, para celebrar el aniversario de la muerte de José Antonio Primo de Rivera, se pusieron guapos y subieron al Valle de los Caídos a honrar a su mártir. Pero, ays, que resulta que este año no se puede entrar ni con camisa azul ni con banderas anticonstitucionales, así que con el aguilucho y la corona de flores todos para abajo, a protestar a la calle Ferraz.
Yo sí que entré en el Valle, después de que me registrara la Guardia Civil el coche. Y me colé en la misa, en un ambiente mezcla entre el franquismo más rancio y varios cabezas rapadas. La ceremonia era privada, pero como los fachas se estrujan el cerebro en las medidas de seguridad, el único requisito para entrar era contestar correctamente a la siguiente pregunta que te hacía el matón de turno.
-¿Vienes a la misa?
-Sí.
Ala, pa dentro. A la salida, la policía secreta nos paró varias veces, la fotógrafa tuvo que borrar las fotos. Y todo en un sitio público, que pertenece a Patrimonio Nacional.
Después bajamos a Ferraz, y allí seguían protestando los que se habían quedado fuera. Gritos en contra de Garzón, nostalgia de la dictadura. Y uno que me mete un grito en el oido de ¡"Asesinoooooo"!, por Garzón supongo, y al darme la vuelta y pensar que me iba a encontrar con un hombretón, me encuentro con... un pringao. Pero un pringao de colleja, que no se la doy por sentido común y porque estoy rodeada. Y miro a mi alrededor y me doy cuenta de que las nuevas juventudes de la Falange Española son todos pringaos. Y empiezo a pensar que a lo mejor no les quieren en el instituto, pobrecillos, y se rien de ellos, y perteneciendo a un grupo se sienten mejor y más fuertes. Sólos no se atreverían a dar hostias, pero en grupo sí. Empiezo a entenderlo todo.
sábado, 15 de noviembre de 2008
De cabo a rabo
Empecé la semana con unos okupas y la terminaré mañana con los neonazis en el Valle de los Caídos. En medio, afortunadamente, han estado los amigos. El martes, Dani Borasteros y Oriol. Antes trabajaba con ellos, estuvimos siete años juntos, en la misma sección del periódico. Hace un año que les abandoné y les echo de menos. Así que de vez en cuando quedamos y mola, todo sigue igual, como si nunca me hubiese ido. Por cada cuatro cervezas que se toman ellos yo ni he terminado la primera.
El jueves Marina me llevó de concierto y me presentó a Nacho. A Marina la conozco desde hace muchos años, un día con 20 años abrí la puerta del taller de radio de la Universidad Complutense y allí me la encontré.
Ayer tocó el turno de estar con Óscar y a Diego. Óscar ha estado en Estados Unidos cubriendo las elecciones y ha vuelto. Me trajo una cosa de su viaje y la dejó dentro del cajón de mi escritorio. Con ellos fue cena y cine de madrugada. Y hoy Cristina, que a partir de nada vamos a ser vecinas y nos hemos ido a descubrir los bares de la zona. A las dos nos ha faltado Vivi, que se me fue un día a Levante pero sé que en dos días la tengo de vuelta.
Y Mar, claro, que como siempre tiene que fastidiarme y dejarme trasnochada, al volver a casa se ha presentado con la Canon G 10. Y como nos quedan dos telediarios juntas, nos hemos puesto a hacer fotos de la casa.
Del salón
De los adornos
Y del parque de enfrente, probando la opción puesta del sol de su cámara y de la mía. Y destellazo al canto.
Mañana me tocan otros que prefieren estar de cara al sol. Pero eso lo contaré otro día.
El jueves Marina me llevó de concierto y me presentó a Nacho. A Marina la conozco desde hace muchos años, un día con 20 años abrí la puerta del taller de radio de la Universidad Complutense y allí me la encontré.
Ayer tocó el turno de estar con Óscar y a Diego. Óscar ha estado en Estados Unidos cubriendo las elecciones y ha vuelto. Me trajo una cosa de su viaje y la dejó dentro del cajón de mi escritorio. Con ellos fue cena y cine de madrugada. Y hoy Cristina, que a partir de nada vamos a ser vecinas y nos hemos ido a descubrir los bares de la zona. A las dos nos ha faltado Vivi, que se me fue un día a Levante pero sé que en dos días la tengo de vuelta.
Y Mar, claro, que como siempre tiene que fastidiarme y dejarme trasnochada, al volver a casa se ha presentado con la Canon G 10. Y como nos quedan dos telediarios juntas, nos hemos puesto a hacer fotos de la casa.
Del salón
De los adornos
Y del parque de enfrente, probando la opción puesta del sol de su cámara y de la mía. Y destellazo al canto.
Mañana me tocan otros que prefieren estar de cara al sol. Pero eso lo contaré otro día.
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