sábado, 6 de diciembre de 2008

La Noche



Recuerdos del antro más antro de todo Madrid: La Noche. Sólo hay que fijarse en los zapatos del cantante. Fue hace tiempo, en verano. Era un día de diario y apenas había público, su novia le grababa con una cámara de video casera. Él intentaba cantar Elvis, pero los cuatro borrachos que había le reclamaban Gwendoline, de Julio Iglesias. Luego estábamos nosotros, los de siempre, al que el dueño del bar regañaba por salir a la pista de baile en plena actuación.
Es un bar auténtico, de cabaret, viejos con anillos y peleas. Hace mucho que no paro por ahí, no sé si seguirá abierto. A mí me gustaba entre semana.
El otro día, una llamada entre la niebla me recordó esa época y pensé que la echaba de menos. No pude acudir a la cita porque me pudo el cansacio. Reconforta saber que ellos, por lo menos, siguen estando alli. Y espero que La Noche también.

4 comentarios:

Vivitaycoleando dijo...

Morriña de la Noche? No te preocupes que el sabado 20 tenemos una cita y seria un buen fin de fiesta.
Yo todavia me acuerdo cuando salia el "Maestro de Ceremomias" a recordarnos las futras actuaciones y soltaba: " ¡Y el martes... NADIE!"

LolaRubio dijo...

jaja eso es lo que em gusta de madrid, que puedes encontrar una variedad bestial de sitios que aquí no los hay.
es curioso como todos nos encariñamos o recordamos con cariños ciertos sitios!
En octubre estuve en madrid y me llevaron a un sitio super curioso llamado 64 petalos, habia un dj que hablaba por los codos y mucha gente disfradaza de gente famosa!! me lo pasé como una cria!

un besote

ETDN dijo...

Pues mira que yo nunca he estado en ese sitio...

Me alegran tus noticias. Lo de aprender a quererte suena muy muy bien. Guardaré una botella de vino blanco para compartirla una tarde de domingo y a poder ser sin lluvia (aunque a ti te guste ir saltando entre los charcos)

La fiesta de inauguración ¿para cuándo? ;)

Unknown dijo...

No se, a mi los zapatos del cantante me dan buen rollo, en cambio, el nombre del bar me da un poco de pánico, hay tantas noches y tantas tan buenas, pero una mala tarda siglos en pasar